«Santa María de Colores» nació en el transcurso del XIII° Cursillo de Mujeres de la Arquidiócesis de La Plata, Argentina, que tuvo lugar del 7 al 10 de agosto de 1975.
Valga lo que sigue como presentación personal, o fi cha biográfica:
Fui ordenado sacerdote el 8 de julio de 1962. Asistí al IV°Cursillo de Mujeres realizado en Iratí, Provincia de Corrientes, del 9 al 13 de julio de 1970; es decir, en mis primeros ochos años de sacerdote. Con la vigorosa fuerza y fervor evangélico que comunica el Cursillo, volví a mi Arquidiócesis de La Plata y me incorporé de lleno al Movimiento, donde integré los siguientes equipos:
* V° de Mujeres: del 20 al 23 de abril de 1972.
* XV° de Varones: del 8 al 11 de agosto de 1974.
* XI° de Mujeres: del 21 al 24 de noviembre de 1974.
* XIII° de Mujeres: del 7 al 10 de agosto de 1975.
Como fácilmente se puede observar, en los primeros tres años mi «Cuarto Día» comenzó con mucho entusiasmo: integré cuatro equipos de Cursillo, de los cuales tres fueron de mujeres; de ese modo me endosaron a la rama femenina.
El por qué de estos datos es para descubrir cómo actúa la Providencia Divina. A los ocho meses del XI° Cursillo de Mujeres fui llamado para integrar nuevamente el XIII° de Mujeres, para suplir a un sacerdote enfermo. En el desarrollo del mismo me surgió la idea de hacerlo de la mano de María, así surgió «Santa María de Colores» como un pequeño folletito que sirviera para recordar los gratos momentos vividos allí.
La Editorial Claretiana se ocupó de una doble edición, que se distribuyó a lo largo del Continente.
Lo curioso de todo eso es que pasados treinta años, y habiendo recorrido gran parte del «Cuarto Día», recibo la noticia de que los hermanos de Guadalajara, México, han recibido un ejemplar del ya viejo «Santa María de Colores», y estaban con la inquietud de reeditarlo.
Tras superar algunos problemas de salud, cirugía de por medio y etapa posquirúrgica, por no mencionar la tecnológica, recién «hoy», 8 de julio de 2007, al cumplirse el 45° aniversario de mi Ordenación Sacerdotal, pude reencontrarme con «Santa María de Colores», para su revisión y actualización.
Con el ferviente deseo de cumplir con los hermanos mexicanos, responder a los designios de la Divina Providencia, deposito en el regazo de Nuestra Madre a «Santa María de Colores»para que alcance fecundos frutos.
La Plata, 8 de julio de 2007
Mons. Cándido V. Montaña