Archivo de la etiqueta: Francisco I

Red de amigos del Papa Francisco

La prensa nunca avisa con grandes titulares que un avión vuela continuamente de una ciudad a otra. Un avión durante el año hace numerosos vuelos y nadie se da cuenta; pero el día que ese avión falla y cae, inmediatamente es noticia.
A lo largo del año y a lo largo de la vida cuánto servicio presta calladamente un sacerdote y nadie se da cuenta; pero cuando falla y cae en cualquier error se convierte en noticia.
En un accidente aéreo las compañías de aviación tratan de ser discretas en la información para no hacer más daño a las familias de las víctimas. En el error del sacerdote se procura hacer daño a toda la Iglesia.
En las primeras horas de conocido el desastre aéreo no se dan declaraciones hasta no tener certeza de lo que sucedió. Cuando el que cae es un sacerdote, todos dan su opinión, en la mayoría de los casos, sin conocer lo que sucedió y por qué sucedió.

¡Recuperemos la caja negra!
Ella guarda el secreto conocido por la torre de control y sobre todo por el piloto que murió.
En la caída del sacerdote supervive una cajita que se llama CONCIENCIA que sólo conoce Dios y el sacerdote caído.
El sacerdote conoce su fragilidad y necesita de la colaboración de muchos operarios que le ayuden a realizar un vuelo espiritual exitoso. Si los operarios le fallan seguramente él fracasará. Si los encargados de orar por él no oramos, aceleramos su caída.
El sacerdote sabe que al caer, como el avión, con él caerán muchos que quedarán muertos o lastimados en la fe. El buen sacerdote al sentir su inclinación al mal tendrá que repetirle a Dios lo que una vez dijo Pedro: “Apártate de mí, Señor porque soy un hombre pecador” (Lc. 5, 8).

Si un avión cae no quiere decir que todos han caído, están cayendo o caerán. No podemos afirmar sensatamente: “No vuelvo a viajar en avión porque todos los aviones caen”. Existirá el peligro, siempre habrá peligro de que algunos sacerdotes puedan fallar.
Muchos accidentes se han evitado porque rápidamente se actualiza o se busca una pista de emergencia. Las familias católicas deben ser eso para sus sacerdotes: apoyo para esos momentos difíciles de la vida sacerdotal.
Concluyamos diciendo que lo importante es la VIDA de los pasajeros para que puedan llegar de nuevo a su hogar. Lo importante es que a pesar de las fallas de los sacerdotes, ellos con el ejercicio de su oficio nos transporten a la VIDA ETERNA, a la Casa de Nuestro Padre Dios.
(Padre Honorio García Dávila.)

La prensa nunca avisa con grandes titulares que un avión vuela continuamente de una ciudad a otra. Un avión durante el año hace numerosos vuelos y nadie se da cuenta; pero el día que ese avión falla y cae, inmediatamente es noticia.
A lo largo del año y a lo largo de la vida cuánto servicio presta calladamente un sacerdote y nadie se da cuenta; pero cuando falla y cae en cualquier error se convierte en noticia.
En un accidente aéreo las compañías de aviación tratan de ser discretas en la información para no hacer más daño a las familias de las víctimas. En el error del sacerdote se procura hacer daño a toda la Iglesia.
En las primeras horas de conocido el desastre aéreo no se dan declaraciones hasta no tener certeza de lo que sucedió. Cuando el que cae es un sacerdote, todos dan su opinión, en la mayoría de los casos, sin conocer lo que sucedió y por qué sucedió.

¡Recuperemos la caja negra!
Ella guarda el secreto conocido por la torre de control y sobre todo por el piloto que murió.
En la caída del sacerdote supervive una cajita que se llama CONCIENCIA que sólo conoce Dios y el sacerdote caído.
El sacerdote conoce su fragilidad y necesita de la colaboración de muchos operarios que le ayuden a realizar un vuelo espiritual exitoso. Si los operarios le fallan seguramente él fracasará. Si los encargados de orar por él no oramos, aceleramos su caída.
El sacerdote sabe que al caer, como el avión, con él caerán muchos que quedarán muertos o lastimados en la fe. El buen sacerdote al sentir su inclinación al mal tendrá que repetirle a Dios lo que una vez dijo Pedro: “Apártate de mí, Señor porque soy un hombre pecador” (Lc. 5, 8).

Si un avión cae no quiere decir que todos han caído, están cayendo o caerán. No podemos afirmar sensatamente: “No vuelvo a viajar en avión porque todos los aviones caen”. Existirá el peligro, siempre habrá peligro de que algunos sacerdotes puedan fallar.
Muchos accidentes se han evitado porque rápidamente se actualiza o se busca una pista de emergencia. Las familias católicas deben ser eso para sus sacerdotes: apoyo para esos momentos difíciles de la vida sacerdotal.
Concluyamos diciendo que lo importante es la VIDA de los pasajeros para que puedan llegar de nuevo a su hogar. Lo importante es que a pesar de las fallas de los sacerdotes, ellos con el ejercicio de su oficio nos transporten a la VIDA ETERNA, a la Casa de Nuestro Padre Dios.
(Padre Honorio García Dávila.)

Monseñor Romero, más cerca de los altares

Mons. Romero1

«Por denunciar la injusticia social y la represión militar, Romero fue asesinado por un francotirador contratado por la ultraderecha al anochecer del 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en un hospital de enfermos de cáncer de San Salvador».

Francisco desbloquea el proceso del obispo mártir del Salvador

El Papa abre la puerta a la beatificación de «san Romero de América»

La causa se encuentra en Roma desde 1996. El obispo fue asesinado el 24 de marzo de 1980
Redacción, 22 de abril de 2013 a las 16:38

«San Romero de América» podrá ser santo pronto. El Papa Francisco así lo quiere, y hadesbloqueado el proceso de beatificación del mártir arzobispo de San Salvador, asesinado de un disparo en el corazón el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba la misa.

Así lo aseguró Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, quien apuntó que «la causa de la beatificación de monseñor Romero  ha sido desbloqueada».

Romero, muy popular en América Latina y llamado «la voz de los sin voces» por su consagración a los más desfavorecidos, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por uncomando de ultraderecha, al comienzo de la guerra civil en El Salvador.

Desde 1996 la causa para canonizar a Romero se encuentra en Roma, y en 2006 la Congregación de la Doctrina de la Fe acordó iniciar el proceso de beatificación. El expediente se encuentra en la actualidad en manos de la Congregación para la causa de los Santos.

Por denunciar la injusticia social y la represión militar, Romero fue asesinado por un francotirador contratado por la ultraderecha al anochecer del 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en un hospital de enfermos de cáncer de San Salvador.

Con el crimen y el cierre de los espacios de participación política estalló la guerra civil que finalizó en 1992 tras la firma de acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla.

Mons Romerobenebergo

Extracto de Religión Digital, Información religiosa de España y el mundo. www.religiondigital.com

Los retos pendientes del nuevo Papa

Francisco I

Benedicto XVI ya tiene sucesor

  • La participación de la mujer es una de las asignaturas de la Iglesia
  • Recuperar la credibilidad social, otro de los retos del nuevo Papa

Por las venas del tejido eclesial circula, cada vez con más fuerza, la idea de una Iglesia más comunitaria, democrática, liberadora y ecuménica. Tras la revolucionaria renuncia de Benedicto XVI, el colegio cardenalicio acaba de elegir a su sucesor. Con las acostumbradas luchas de poder, si acaso más exacerbadas como consecuencia del Vatileaks. Sea quien sea el elegido (que conoceremos antes de las 20.00 horas), una vez instalado en el solio pontificio el nuevo Papa no tendrá más remedio que pensar en abrir al menos cinco puertas, que, hasta hora, han permanecido cerradas.
La mujer en la Iglesia
La primera es la ordenación sacerdotal de las mujeres. Este tema encierra toda una problemática tradicionalmente explosiva para la Iglesia: la relación entre moral y sexualidad, el celibato eclesiástico, los medios anticonceptivos o el aborto. La actual situación de la mujer en la Iglesia clama al cielo. Si el nuevo Papa no desbloquea esta situación, la Iglesia perderá definitivamente a la mujer. Y el cisma silencioso de la mayoría de los católicos que no sigue en este ámbito la doctrina de la jerarquía saldrá claramente a la luz pública.
Democracia eclesial
La segunda puerta es la de la democracia en el seno de la Iglesia: desde los fieles a los obispos. Sólo la libre expresión de las opiniones episcopales impedirá al magisterio de la Iglesia encerrarse en una falsa unanimidad que, a la postre, pervierte la vida de la Iglesia. Es lo que teológicamente se conoce con el nombre de «colegialidad». Por ejemplo, con un Sínodo de obispos deliberativo, como preveía el Concilio Vaticano II, o con unas conferencias episcopales con mayor libertad y autonomía.
Unidad en el respeto al pluralismo
La tercera puerta es la de la unidad. La preocupación por la unidad debe ser la regla de oro de la enseñanza de la Iglesia. Dicha preocupación debe estar subordinada a la preocupación por la verdad, para dejar vía libre a toda la variedad de ideas sobre un gran número de cuestiones. De esta forma, los teólogos se situarán mejor en la Iglesia. Porque, como solía repetir Benedicto XVI, «la característica fundamental de un ecumenismo teológico y no político es la disponibilidad para estar y caminar juntos incluso en las diferencias no superadas; la regla práctica es hacer todo lo que podamos por la unidad y dejar al Señor lo que sólo el Señor puede hacer». El nuevo Papa tendrá que pasar de la teoría a la práctica y dar pasos reales con ortodoxos, protestantes y anglicanos hacia el ecumenismo real.
Una ética de mínimos
La cuarta puerta tiene que ver con la modernidad. Las sociedades occidentales tienen que afrontar tremendos problemas económicos, políticos, éticos. Para hacer frente a estos peligros, tienen que elaborar nuevas éticas. Querer reconquistar moralmente la modernidad no conduce a ninguna parte. Ya no estamos a finales del siglo XIX o a comienzos del XX para refundar la cristiandad. Como dice el teólogo progresista Hans Küng, la Iglesia debería luchar por consensuar una «ética de mínimos» que pueda regular las relaciones internacionales de un mundo globalizado. ¿Lo intentará el nuevo Papa.
Recuperar la tradición sinodal
La quinta puerta consiste en reafirmar la tradición sinodal de la barca de Pedro. La Iglesia no es una monarquía absoluta. Y aunque tampoco sea una democracia, su estructura esencial tiene más cosas en común con los modelos democráticos que con los imperiales. La comunidad local es el fundamento y la expresan mejor personas con intereses y lazos comunes que la unidad geográfica de la parroquia. La comunidad local debe ser el primer lugar de la toma de decisiones. Por otra parte, las comunidades locales deberían reunirse en diócesis más pequeñas. Debería haber un obispo por cada 100.000 católicos. Actualmente, en el mundo hay cerca de 2.500 diócesis con más de 1.200 millones de católicos. Para llegar a la proporción ideal debería haber el triple o el cuádruplo de diócesis. Y por supuesto, los obispos deben ser elegidos por los fieles.
Recuperar la credibilidad social
La sexta puerta radica en recuperar la credibilidad social, herida por el escándalo de la pederastia y de los abusos cometidos por las manzanas podridas del clero en todo el mundo. El nuevo Papa, además de continuar con la «tolerancia cero» impuesta por Benedicto XVI en estos casos, deberá seguir manteniendo un estricto control de los eventuales casos de abusos, una transparencia total y una colaboración absoluta con las autoridades civiles.
La Iglesia necesitaría, pues, abrir estos grandes portones y algunas otras puertas más pequeñas, para poder seguir teniendo relevancia social en todo el planeta. Al menos, como hasta ahora. Una Iglesia, esperanza del tercer milenio para un Papa del tercer milenio.

http://www.elmundo.es/

Habemus Papam

FRANCISCO es uno de los FUNDADORES de los JESUITAS!!!

Quizá por eso el nombre de nuestro Nuevo papa FRANCISCO I.
Ya mas delante sabremos al respecto.

San Francisco Xavier

Francisco nace el 7 de abril de 1506 en el castillo de Javier, cerca de Pamplona (Navarra, España). Su padre, jurista, es entonces consejero del rey Juan de Albit, su madre pertenecía a la nobleza. Sus dos hermanos tuvieron parte activa en las guerras que marcaron la infancia de Francisco.

Huérfano a los tres años, Francisco crece en un clima de división y guerras, en su propia morada sujeta a la tiranía moral y material, de parte del lado navarro como del castellano. Cuando a los 18 años se firma un convenio de paz, Francisco elige entonces su futuro, continúa sus estudios de humanidad en la famosa universidad de Sorbona en París. Es aquí donde, compartiendo su cuarto con Ignacio de Loyola, y después de un camino de discernimiento mutuo, Francisco es tocado muy profundamente por una frase de Ignacio de la cual no se olvidará jamás, y que determinaría desde entonces el rumbo de su vida: «¿de que sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?». Francisco elige desde ya ganar su alma y la de muchos.

Martmartu 1534: en compañía de siete compañeros, Francisco pronuncia sus votos de pobreza, castidad y peregrinación a Tierra Santa, según unos preceptos estrictos de Ignacio de Loyola.

Así comenzó la «Compañía de Jesús» aprobada por el Papa. El 24 de junio fueron ordenados sacerdotes, pero la guerra de Venecia y los Turcos hizo imposible la realización del deseo de estos apóstoles de ir a Tierra Santa.

Así el 7 de abril de 1531, Francisco parte para las lejanas tierras de la India junto con uno de sus compañeros, Llegados a Goa, se ven confrontados a miles de males entre ellos, la peste. Francisco se dedica a dar confianza y a descubrir a todos el amor de Dios, a curar y hasta hacer milagros. Evangelizando jóvenes abre escuelas, colegios, dispensarios, bautiza sin descansar jamás aceptando por amor miles de sacrificios y llevando a todos a la oración y a la conversión.

En 1543 vuelve a Goa, y llega a Pesquerías cuando se declaró la guerra entre el reino de Comorín y el de Travancor. Enfrentándose solo a las fuertes tribus, armado íntimamente de un crucifijo en la mano y de su palabra, pone fin a la guerra milagrosamente.

En 1546, parte Francisco para Amboino, isla en la cual entra hablando y cantando en el idioma popular como si hubiese vivido siempre ahí. Desde allí emprende la visita de todas las islas de Oceanía. Después de esta larga expedición, Francisco decide volver a Goa para encontrarse con sus compañeros llegados a Europa, asignarles el campo apostólico y prepararse para llevar la fe cristiana hasta Japón. En Malaca, en el año 1547, se encontró con Magno, un japonés insatisfecho con la religión que le habían enseñado sus bonzos(sacerdotes Budistas). Magno invitó a Francisco a ir a predicar la doctrina de Cristo a sus paisanos. En abril de 1549 emprendió el viaje hasta Japón junto con su amigo. Adoptando el estilo oriental Francisco conversaba con el pueblo mientras Magno le servía de intérprete. Después de un año en Kangoshina, en donde escribieron un catecismo, partió por Yamaguchi y luego hacia la costa, aguantando miles de pruebas y rechazos. De allí aprovechó la salida de un barco portugués para ir a visitar las misiones de la India y preparar su viaje a China. Habiendo aportado un regalo muy rico para el rey de China, llegó a una isla desierta a 150 kilómetros de Cantón. Era a los fines de agosto de 1552. Allí Francisco espera en una total soledad y pobreza una embarcación para entrar lo más directamente posible a la China. Pero se enfermó y es aquí, a 150 kilómetros de esta tierra tan soñada de China, que entregó a Dios su alma, el 3 de diciembre.

http://www.sanfranciscojavier.com/