CONVERSACIONES DE CALA FIGUERA

Editorial De Colores

Las primeras Conversaciones de Cala Figuera:
Fueron en primer lugar una búsqueda de Eduardo con la que una vez más procuraba que se entendiera lo que se ignoraba de la Mentalidad del Movimiento o lo que en casos era rechazado.
Fue algo así como una decisión “limite” la que llevo a Bonnín a intentar nuevamente que se conozca lo que pretendían los iniciadores. Ello lo ideó con un modo que creyó contundente, “definitorio”, recurrió al Carisma Fundacional; al significado de la palabra, y lo proyectó inicialmente en una reunión que se realizó en Mallorca en el año 1994 a 50 años del primer Cursillo de la historia.

Las ideas se compartían con mucha ilusión.
Es bueno observar que esas conversaciones empezaron con ideas aportadas por algunos. Hubimos dirigentes “privilegiados” no por méritos, sino en muchos casos por simples circunstancias, situaciones providenciales en las que se nos preguntó sobre los temas a desarrollar, y fue así que aportamos lo que creímos más acorde. Esos días indicaban formas “nuevas”, poco después sorprendentes para muchos. El fax, era el medio más rápido para el contacto.
Físicamente la reunión se realizó en la Porcíncula, Mallorca, entre el 19 y el 21 de Agosto de 1994. Participaron dirigentes de unos 15 países.

Paso previo en lo eclesial
Este significativo Encuentro en la “Cuna de los Cursillos” dio paso a que poco después, en el V Encuentro Mundial (1997), se desarrolle el tema “Carisma Fundacional” desde la palabra autorizada de Eduardo Bonnín. Esto fue, sin “querer, queriendo”, provocado por Mary Dolan, que en un comienzo era a quien se le había solicitado la exposición en el Encuentro Mundial de Corea. Considero que era Eduardo quien lo tenía que desarrollar. Así lo propuso y fue aceptado.
Estos sintéticamente fueron los acontecimientos que después de las Primeras Conversaciones, acentuaron la búsqueda del Carisma que originó el Movimiento de Cursillos de Cristiandad.
Poco después en Mayo de 1998 el Papa Juan Pablo II convocó la Primer Asamblea de Movimientos, Asociaciones y Comunidades Eclesiales, lo que resultó también una invitación a buscar en los orígenes de cada Movimiento u Asociación de la Iglesia. De ello se deduce en su semejanza, que lo de Eduardo y Mallorca pudo ser providencial puntapié inicial.

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