En resumen vimos que el Amor de Dios está con nosotros desde el inicio de la humanidad, desafortunadamente en los tiempos antes de Cristo no se comprendió y Dios siempre hacia nuevas alianzas a pesar de lo infiel de los hombres y mujeres.
Pero después sucedió lo grande para nosotros, la Encarnación de Dios en su Hijo Jesucristo, con su Nueva Alianza que vino a cambiar la comprensión e interpretación del Amor de Dios. A pesar de esto grande, los hombres y mujeres no llegamos a comprenderlo. Colocamos nuestros valores en desorden y priorizamos lo fútil y dejamos el Amor del Dios para después. Siempre se ha hablado del mandamiento que nos pide Amar a Dios sobre todas las cosas. Muchos lo aceptan y lo cumplen pero otros por ser un mandato no lo hacen y ni si quiera se dan el tiempo de pensar en esto y es aquí entonces lo novedoso del Carisma de Cursillos de Cristiandad que nos presenta lo mismo solamente que desde la otra orilla del río. Nos dice que “Dios nos ama” y esto, para nosotros los pecadores viene a cambiarnos el panorama. Amar a Dios es una cosa, pero cuando nos sentimos amados por El cambia la situación. Es algo que tiene que ver mucho en nuestro razonar. Ya no es una imposición, es una toma de decisión, se acepta su amor y esto es lo que produce los milagros de conversión que vemos que suceden en el Movimiento de Cursillo.
En el Cursillo se utiliza para ejemplarizar el Amor de Dios la parábola del Hijo Prodigo explicando el amor del Padre bueno con ambos hijos, el hijo que siempre estuvo con él y lo tuvo todo pero se hace más énfasis en el hijo que regresa. Éste hijo que encontrándose en condiciones de extrema pobreza, reflexiona y se dice a sí mismo: “en la casa de mi padre lo tenía todo y aquí estoy comiendo basura y en situación precaria, ¡no! Me levantaré e iré hacia mí padre y le pediré perdón.”
A pesar que estuvo alejado y perdió la herencia y los valores que el padre le había entregado antes de partir, lo espera siempre. Va a su encuentro cuando lo ve regresar, lo recibe con los brazos abiertos sin importarle lo apestoso, sus llagas y su aspecto de mendigo. Lo calza, le pone el anillo y hace una fiesta, porque su hijo que había se había ido ha regresado.
En esta parte pasamos algún tiempo dialogando y tratando de comprenderlo. Como dice nuestro querido amigo Eduardo Bonnín, fundador de los Cursillos, «de amar se tiene certeza, de ser amado, fe». Como digo anteriormente, esto es lo novedoso del Carisma de Cursillos. A través nuestro testimonio las personas en nuestros ambientes van comprendiendo que Dios los Ama y cuando la persona se siente amada por Dios cambia su actitud. Los Papas en los últimos años nos han repetido que para vivir una verdadera religión, es necesario un encuentro íntimo con Cristo. Es necesario sentirse amado, es necesario sentir la ternura de Dios en nuestra vida.
El Carisma de Cursillos nos permite redescubrir el Amor de Dios y esto nos hace vivir una religión más consiente. Ya no por una obligación sino por un encuentro con el ser que amamos.
El Carisma de Cursillos nos lleva a la seguridad que el amor de Dios es la única fuerza capaz de transformar el mundo.
El Carisma de Cursillos por medio de sentirse amado por Dios nos despierta una inquietud apostólica que viene por nuestro bautizo y nos lleva a testimoniar el amor de Dios a las personas que nos rodean en nuestros ambientes, por el mejor medio que es la amistad.
Todo esto es lo que dio origen al Movimiento de Cursillos de Cristiandad.
Continuaremos en lo posible con estos resúmenes de los temas tratados en nuestras Escuelas.
¡La vida es bella – la gente es importante y vale la pena vivir!