Archivo de la categoría: Fundación Eduardo Bonnín Aguiló

Revista De Colores, FEBA

Estimados amigos ya podemos leer la revista De Colores de la Fundación Eduardo Bonnín Aguiló. Pueden acceder haciendo clic sobre www.feba.info/edu_dclrs/cms1524513351.pdf

Nota del Editor:
http://www.feba.info/dClrs.php 
Aquí encontrareís la versión en PDF de la revista dClrs (de Colores), el boletín informativo de la Fundación Eduardo Bonnín Aguiló.

Como podéis comprobar el Boletín consta de dos partes. La primera (a) es el Boletín propiamente dicho en el que se podrán encontrar inicialmente secciones fijas como serán Fer volar coloms, Eduardo in Memoriam, La huella de Eduardo en el mundo y Novedades. Después a cada número del Boletín se adjuntará una segunda parte (b), la cual constará de un documento de Eduardo en el que se podrá profundizar en la esencia de su pensamiento. Este documento se ha confeccionado a manera de coleccionable con el fin de que en un tiempo podamos crear un dossier cuyo contenido sea lo más relevante de lo que en vida Eduardo nos quiso transmitir.

Buena lectura.

Reunión de Grupo

Del Libro Vertebración de Ideas.
Técnica del funcionamiento

A la reunión semanal que realizarán los grupos se le ha dado un cauce pensado y programado para que en el mínimo tiempo necesario pudiera compartirse toda la vivencia de cada uno durante la semana, y planearse la convivencia para la semana siguiente. Esto sería utópico a Dios y al prójimo. Entonces, compartiendo la vivencia de amor a Dios y al prójimo que cada uno ha tenido en la semana, se logra a la perfección el objetivo pretendido.

Así pues la reunión tendrá tres partes:

1ª) Compartir el amor a Dios.
2ª) Compartir el amor al prójimo.
3ª) Planear la convivencia cristiana de la semana siguiente.

Y estas tres etapas coinciden evidentemente con el “orden de la reunión” descrito en la hoja “Cuento contigo”. Detallándolo lo veremos más claramente:

Invocación al Espíritu Santo.

Así se logra que la amistad que une a los componentes del grupo se eleve conscientemente al terreno de lo Trascendente. Es la toma de conciencia de un vínculo humano lleno de contenido divino. La toma de conciencia de estar reunidos en el nombre del Señor. Es necesario que la presencia del Espíritu Santo dé un sello de trascendencia a lo que en la reunión se viva.

Revista a la “Hoja de Servicios”.

(Todos a todos, la parte de “piedad”) El amor que cada uno tiene a Dios se manifiesta en una serie de actos que en sí mismos demuestran este amor. Tales son los actos de piedad, los sacramentos, etc. Son obras que se dirigen por su misma naturaleza a la gloria de Dios. Es lo que podríamos llamar la manifestación objetiva de nuestro amor a Dios. Por ser la parte de nuestro amor a Dios que más puramente lo manifiesta es lo primero que se convive y se comparte, Porque estos actos son los pilares de nuestra santificación tensa y creciente.

No es pues una rendición de cuentas, ni un control mutuo, sino un compartir gozoso esta faceta de nuestro amor a Dios. Por ello cada uno explica a los demás cómo ha cumplido sus compromisos. En cada apartado de la parte de Piedad de la Hoja de Servicios cada uno dice lo que ha cumplido y cómo lo ha cumplido. Esta convivencia hace caer en la cuenta de los fallos y de las posibilidades de mejorar; hace ver que los hay que no fallan, y a todos estimula a apreciar, vivir y practicar con más ilusión estos puntales de nuestra vida en gracia.

Momento que te han sentido más cerca de Cristo

El amor que uno tiene a Dios no se agota en los actos de piedad, sino que en cualquier acto normal de la vida puede uno sentir más vivo el amor a Dios que incluso en los actos de piedad. Y el amor a Dios no de los actos, sino el subjetivo, es lo que debe compartirse en segundo lugar en la reunión. Este amor subjetivo a Dios que unas veces lo sentiremos muy vivo en un acto normal y “profano” y otras en un acto de piedad, porque no tiene limitaciones de tiempo, lugar o circunstancias, puede ser tan ancho como la vida misma.

Seria imposible compartir cada una de las vivencias subjetivas e intimas de amor a Dios. Por ello se comparte tan sólo el momento en que esta vivencia ha alcanzado su punto más alto y mas intimo. Se ve y se comparte el nivel a que cada uno ha negado en sus relaciones íntimas con Dios. Y compartiendo la mejor de estas vivencias todas las demás quedan ya incluidas y englobadas. Así pues se comparte “el momento de la semana en que cada uno se ha sentido más cerca de Cristo”. Este momento, explicado y comentado, que puede ser la confidencia con el Señor en la Comunión, en la Visita, ante un libro, un hermano o un paisaje, en el peligro o en la paz, en el trabajo o en el descanso. En cualquier momento pueden llegarnos “momentos”, porque el amor de Dios es infinito y todas las cosas nos hablan de El.

El comunicar a los demás la cercanía de cada uno con Dios, aúna más entre sí a todos los hermanos y los acerca más a Dios.

Así pues ya vemos como en estos dos primeros apartados de la reunión se comparte todo el amor que uno tiene a Dios, tanto el objetivo como el subjetivo. Ahora será preciso convivir el amor al prójimo que cada uno ha tenido y practicado en la semana. Un

amor cuajado en obras y en obras sobrenaturales, porque la mejor muestra de amor a los hermanos es procurar su salvación y su vida en Gracia. El mejor amor al prójimo se concreta en nuestro quehacer apostólico. Y éste será lo que se conviva en segundo lugar en la Reunión de Grupo.

Éxito apostólico

Para dar una visión conjunta y global de nuestra actividad apostólica la dividimos en lo que humanamente podemos llamar éxitos y lo que humanamente podemos llamar fracasos. Éxito será la actividad apostólica que salió como se deseaba o que superó por la Gracia del Señor todos los cálculos posibles. Éxito es pues, simplemente, aquella actividad apostólica que nos reporta alegría y nos da conciencia de la realización de las promesas del Señor: “Pedid y se os dará”, “El Espíritu Santo pondrá palabras de eficacia en boca de sus apóstoles”, “Cristo y yo somos mayoría aplastante”. Así pues, la denominación de éxito y de fracaso no es teológica -sólo Dios sabe lo que favorece o contraria la economía de la Salvación- sino tan sólo una apreciación humana.

Se explican y comentan éxitos apostólicos que el señor ha querido tener en su Iglesia por mediación de cada uno. Y de allí todos sacan un caudal nuevo de experiencias, de métodos, de nuevas energías y mayores impulsos. La realidad de la omnipotencia mezclada con la menor circunstancia se ve y se vive, se aprovecha y encauza.

Al ir viviendo y conviviendo los éxitos apostólicos, se ven realizadas las promesas jubilosas que el Señor nos hace en el Evangelio y nos recordó en el Cursillo. Y nosotros hacemos entonces como los Apóstoles que “cuando Jesús hubo resucitado de entre los muertos, hicieron memoria de lo que les dijo, y por esto creyeron con más viva fe en la Escritura y en las palabras de Jesús”.

Fracaso apostólico

Nuestro amor al prójimo manifestado en nuestra acción apostólica no siempre nos reporta alegría y nos da la sensación de lo eficaz, sino que a veces su fruto se dirige a aumentarnos la preocupación y la inquietud. Es aquello que no nos sale como habíamos deseado, cuando la semilla parece caer en tierra pedregosa o espinosa. Muchas veces los fracasos humanos sin culpa nuestra

son sólo el prólogo de los mejores éxitos divinos. Uno siembra, otro riega y otro recoge… Lo importante no es pues tener muchos éxitos o muchos fracasos, sino tener un amor sobrenatural al hermano sin trabas ni condiciones. Lo que importa es trabajar. El salario del apóstol lo fija el Señor.

Además, las contrariedades sirven siempre para desvanecer nuestras falsas virtudes, inducen al examen y a la mortificación, hacen que nos preocupemos más de respaldar con oraciones nuestra acción y que no la emprendamos irreflexivamente. Dios saca bien del mal y nosotras, como hijos suyos, debemos sacar bien de las contrariedades, aprendiendo a soportarlas, entenderlas y curarlas.

El explicar a los demás los fracasos apostólicos el como fueron encajados, da a todos el testimonio de la imposibilidad de desaliento, da nuevas fuerzas ante los nuevos fracasos y da nueva experiencia para poder evitar los fracasos previsibles.

Cómo se cumplió el plan apostólico de la semana anterior

Como después se verá, cada semana se forja y programa un plan apostólico —o varios—. Es preciso pues repasar el estado actual de los planes hechos. Ver si han sido realizados, si pueden perfeccionarse y si la ilusión, la intención y la oración de todos acompañó la acción conjunta de los que debían realizarla. Es preciso no dejar abandonado lo que se empezó en nombre del Señor, y por ello es preciso repasar el estado actual de los planes anteriores. Con ellos pues se hace patente en la reunión la convivencia espiritual y la unión de ilusiones que ha habido durante la semana entre todos los miembros del grupo.

Plan apostólico para la próxima semana

Aquí empieza ya la tercera parte de la reunión: la que se dirige a programar la convivencia cristiana de todos en la semana siguiente. El plan o los planes no son nunca de uno solo, sino que son siempre de todos. Cuando uno actúa los demás forman la retaguardia orante. Por tanto la responsabilidad y la ilusión se hacen comunes. El plan o los planes deben ser concretos. La carencia de planes que estimulen y vertebren nuestro peregrinar motiva siempre un descenso espiritual, un mayor riesgo de rutina “ y una tentación de narcisismo colectivo.

Actividades propias del grupo

De la convivencia y la amistad nace siempre la exigencia de un contacto más intenso. El grupo, además de reunirse para hacer su “Reunión de Grupo”, sentirá probablemente, si está bien montado, la urgencia de compartir más tiempo su vivir. Y estos contactos entre semana, convenientes y hasta necesarios, podrán tener un matiz religioso o profano, aunque siempre serán apostólicos. Así podrá ser actividad de un grupo la visita a Cárceles, hospitales, etc., o bien simplemente la diversión (deporte, excursión, espectáculos) en común, o la asistencia de todos a actos que interesen. Estas actividades propias del grupo hacen cuajar una mejor amistad y por tanto posibilitan una mayor eficacia cristiana del grupo.

Padre nuestro por los fallos de cada uno o por el hermano no asistente.

Es una nota de serena humildad y esperanza, vínculo fraternal de una caridad tensa y vigilante.

Acción de gracias

La actitud filial y agradecida hacia el Señor y hacia la Madre, nunca son una exigencia más ilusionada que tras este contacto intimo de alma a alma, este compartir que enriquece, este planear que estimula y este convivir que mantiene. El Señor ha estado entre nosotros y ha volcado un sinfín de gracias actuales.

A Él y a Su Madre, Medianera de estas gracias, surge espontáneo el deseo de un agradecimiento que ahora se manifiesta en oración y después se manifestará en esfuerzo sereno, entusiasmo equilibrado y entrega consciente.

Si falta alguno

Puede ser conveniente llevarle la hoja “termómetro de la voluntad” con algún rejón que se le clave en el alma. Sin embargo es preciso usar del criterio en este punto para evitar la reacción excesiva y negativa que ello provoca en algunos individuos. A ellos, mandarles la hoja seria confirmarles en su despiste.

Testimonio Espiritual de Eduardo Bonnín

Así las cosas, llegó a mis manos un libro titulado “S.S. Pio XII y la Acción Católica”, y en la pág. 45, núm. 59, leí, donde dice textualmente, “De este doble aspecto de Su pueblo es deber del párroco formarse una rápida y ágil mirada un cuadro claro y minuciosamente detallado, diríamos topográficamente, calle por calle, es decir, por un lado, de la población fiel y señaladamente de Sus miembros más elegidos, de los que pudiera sacar los elementos para promover la Acción Católica; y por el otro, de los grupos que se han alejado de la práctica de la vida cristiana. También éstas son ovejas pertenecientes a la parroquia, ovejas descarriadas; y también de éstas y aún de ellas particularmente, sois guardianes responsables, dilectísimos hijos; y como buenos pastores no debéis esquivar trabajo ni esfuerzo para buscarlas, para ganarlas nuevo, ni concederos reposo hasta que todas encuentren asilo, vida y alegría en el retorno al redil de Jesucristo”. (Discurso a los párrocos y cuaresmeros de Roma, el 6 de Febrero de 1940).

Este escrito, que he querido transcribir en su integridad, tuvo para mí un efecto inusitado y me llevó a la resolución de que lo más importante para empezar era poder contar, como aconsejaba el Papa, con un «detallado estudio» de la situación dada, conclusión que me llevó a estudiar cada una de las constelaciones de individuos existentes en el mundo, en mi mundo y en la Iglesia que yo conocía y frecuentaba.

Después también me pareció necesario y conveniente observar cada una de las individualidades, por separado; por ejemplo, cómo era el joven soldado, y pensaba: “Obedece delante porque no puede menos, refunfuña y murmura detrás, porque no puede más”, y siguiendo de esta manera, intentar tener una idea de cómo era el joven estudiante, el joven obrero, el joven universitario, el joven oficinista, etc.

Todo ello, como ya he dicho encaminado a conseguir poder tener una idea lo más real posible de la realidad.

De todo esto, el año 1943, nació el “Estudio del Ambiente”, principio y origen de todo lo que vino después.

4.2.- Del “Estudio del Ambiente” al primer Cursillo de la historia

Se trataba de escoger y seleccionar lo que constituye el núcleo esencial de lo cristiano, y, con las fichas seleccionadas de lo que iba leyendo y los libros subrayados, disponer del material reunido y ordenarlo de manera atractiva, dinámica y directa para que penetrara en el corazón de los oyentes. A decir verdad no se me ocurría la manera más eficaz de comunicarlo.

Exponer las ideas, citando la gente en un determinado lugar para que me escuchara con atención e interés, me parecía utópico e impensable.

Yo no pertenecía a la A.C., pero frecuentaba sus reuniones, que nunca me gustaron, lo que me llevó a ser muy crítico con las personas que integraban dichas reuniones.

A pesar de ello, después de asistir al Cursillo que luego diré, me dieron el cargo de Presidente del Consejo Diocesano de los jóvenes.

No obstante sucedió una cosa que me hizo pensar. Mi citado «Estudio del Ambiente» había trascendido a cierto número de personas y, por esta razón, fui invitado por el Rector del Seminario Diocesano, Don José Rosell Santomá, a exponerlo a los seminaristas. Allí fui el día 8 de Diciembre del año 1945. Fue la primera vez que hablé yo en público, y a decir verdad, fue algo que causó cierto impacto en aquel auditorio.

En aquel entonces la rama de los jóvenes de A.C. estaba toda polarizada y entregada en preparar la Peregrinación a Santiago de Compostela. El Presidente Nacional, Manuel Aparici, había lanzado la idea de reunir en Santiago l00.000 jóvenes que vivieran en gracia de Dios. Y los Dirigentes del Consejo Superior, secundando su idea, dedicaban sus vacaciones de Navidad y Pascua para recorrer los Consejos Diocesanos de España, con el fin de entusiasmar a los jóvenes para la gran cita de Compostela. Y lo hacían dando unos cursillos a los que daban el nombre de Cursillos de Adelantados de Peregrinos, buscando candidatos en los centros parroquiales y en los Consejos Diocesanos. En estos cursillos, que duraban una semana, se explicaba: “Juventud de Acción Católica” “Vida Cristiana”, “La Gracia”, “Organización”, “Hispanidad”, etc.

El que era en aquel entonces Presidente Diocesano de los Jóvenes de A.C. de Mallorca me invitó al primero de estos cursillos, pero yo no quise ir, no me hacia ningún plan y puse algunas “razonables” excusas para librarme.

Pero asistí al Segundo, que se realizó en la Semana Santa de 1943. Me gustó el clima de compañerismo que allí se respiraba y el ánimo y el talante alegre con que se exponían las lecciones o conferencias.

Al cursillo de jefes de Peregrinos que vino después, fui de dirigente y me dijeron que añadiera la explicación del rollo “Estudio del Ambiente».

De estos cursillos aprendí mucho y sobre todo descubrí la solución de lo que desde siempre me había preocupado, que era el cómo conseguir explicar las ideas que quería contagiar a los demás para a darlas a conocer con alguna posibilidad de eficacia, y me di cuenta que lo que desde siempre había sido mi preocupación dominante se Solucionaba tratando de reunir a la gente en régimen cerrado y aislado y que ésta era la mejor manera de lograr conseguir lo que yo buscaba.

Allí aprendí que debía reunirse la gente por grupos, hacer periódicos murales, lograr que intervinieran los más posibles.

Todo esto lo descubrí en aquellos cursillos.

Lo que no me gustaba era que duraran una semana, pues pensé que en ese plan se podía conseguir tan sólo un auditorio muy limitado: los estudiantes en Navidad, Pascua y verano o los que estuvieran dispuestos a vivir esta experiencia empleando unos días de sus vacaciones.

Así las cosas, después de mucho rezar y buscar quien rezara, pensar, planear, estructurar, reunir y seleccionar una vez más el material acumulado en fichas, en notas y en libros subrayados, reunimos unos cuantos candidatos y nos atrevimos a planear un «nuevo» cursillo con José Ferragut, que había Sido Presidente Diocesano, con Jaime Riutord y este cristiano que escribe y suscribe este relato, al que Se le designó como Rector.

Éste fue el primer Cursillo y, si bien le llamamos de jefes de Peregrinos, porque no nos hubieran dejado celebrarlo con otro nombre, no se parecía en nada a los que se habían dado en Mallorca con este nombre.

Esto sucedía el año l944. Había que buscar un local apropiado. Para ello acudimos al entonces párroco de Santanyi, Don Pedro Sureda, amigo de todos nosotros, porque nos había dado unos Ejercicios Espirituales. Él nos indicó que había una señora que se llamaba Granells, que tenía un chalet en Cala Figuera y que repetidas veces lo había puesto a la disposición de la Parroquia. Allí iban, con cierta frecuencia, catequistas y seminaristas a pasar unos días de vacaciones. Total que nos solucionó el asunto del local. Faltaba la manera de reunir lo necesario para poder alimentar a aquella gente. El Centro de A.C. de Felanitx y sobre todo su Presidente Francisco Adrover, nos buscó algunos candidatos, nos facilitó un cocinero y hasta un carro para transportar los víveres. Uno trajo un pan, otro una sobrasada, arroz, una gallina, etc. Nos acomodamos como pudimos, durmiendo los dirigentes en el suelo. No había luz eléctrica y teníamos que usar un «Petromax», luz que usan los pescadores para deslumbrar a los peces. Así las cosas, confiando en las oraciones de muchos y la colaboración de unos pocos, nos lanzamos a la aventura de hacer un cursillo por nuestra cuenta. Le dimos el nombre de Cursillo de jefes de Peregrinos, pero en realidad, aunque hablamos de Santiago, porque de Santiago Se tenía que hablar, era un cursillo distinto de los demás. Habíamos pensado una estructura diferente. Lo que nos preocupaba era exponer las ideas que con tanto interés habíamos seleccionado de manera concreta, afilada, afinada y directa. Todo ello con  el propósito de contagiar el ideal de Cristo en un ambiente cálido, sincero, agradable y festivo, salpicando los rollos de anécdotas que cuidadosamente habíamos recopilado.

PRIMER PASO HACIA LA CAUSA DE CANONIZACIÓN Y BEATIFICACIÓN DE EDUARDO BONNÍN

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Don Pep Adrover Vallbona, canciller del obispado de Mallorca, leyó ayer 5 de febrero el acta como primer paso hacia la causa de canonización y beatificación de Eduardo Bonnin Aguilo’.
El acto se realizó en la Iglesia dels Capitxins, un dia antes del séptimo aniversario del fallecimiento de Eduardo Bonnin y justo el dia que empezó el cursillo de mujeres número 162 que se celebra del 5 al 8 de febrero en Santa Lucía (Mancor).
D. Pep Adrover, que nos recordó que estábamos viviendo un momento histórico, actuó como notario Episcopal, dando fe del documento en el que figura como actor el secretariado diocesano de Mallorca impulsado por la solicitud de los secretariados nacionales de Portugal (que preside actualmente el OMCC), el secretariado nacional de Italia y el secretariado nacional de El Salvador.